La musicalización en vivo de Arts Orquesta MX de la icónica Amélie de Jean-Pierre Jeunet, dejó en claro por qué cautivó con cuatro funciones en sold out su interpretación del score de Yann Tiersen en el Teatro Centenario de Coyoacán
Sábado 17 de junio, año 2023, 17 horas con 30 minutos, como si fuese una sincronicidad numerológica, ad hoc al evento del día. Esta era la fecha y hora exacta en la que daría inicio la experiencia sonora de Amelie, con la pequeña diferencia de que esta vez sería en la ciudad de México, y no en Montmartre, como en aquel 03 de septiembre de 1973 a las 18 horas, 28 minutos y 32 segundos.
El Teatro Centenario Coyoacán (TCC), lugar donde el universo auditivo y, claro está, visual, se llevaría a cabo ante la mirada de unos cuantos centenares de personas. Las 17 horas y 15 minutos marcaban en el reloj y nuestra llegada al recinto marcaba el comienzo de esta pequeña travesía. Una vez más, como ya era costumbre en esas épocas, el sol hacía de las suyas, derritiendo a cuanto transeúnte se dejase por las calles de la capital, aquella tarde de sábado de verano.
Una a una las personas iban llegando, listas para disfrutar del espectáculo preparado por Arts Orquesta MX, mientras botella tras botella, la gente de seguridad del teatro procuraba que no se ingrese. Una clara muestra del fuerte calor que nos acompañaba en esa época, al llenar por completo una mesa con diferentes tamaños de esos envases plásticos.
La voz de la primera llamada recorría los pasillos del TCC, apurando el paso de la audiencia que no paraba de llegar, aún y cuando solo faltaban unos cuantos minutos para dar inicio al show. Tomando esto en cuenta, fue evidente el ligero retraso con el que la producción del evento tuvo que lidiar, extendiendo un poco más la brecha de tiempo para que el público pudiera arribar.
Lentamente la segunda y finalmente tercera llamada se hacía escuchar a través de las paredes del Centenario, mientras las últimas personas corrían hacia sus asientos asignados. La orquesta guiada por Manuel Serna, productor, compositor y director musical (quien fungía como el “Jean-Pierre Jeunet” de la obra) poco a poco tomaba su lugar en el escenario, ante los ojos y oídos expectantes de los fanáticos, quienes ansiosos por comenzar, se arrancaban sigilosamente la piel de sus dedos, (como buenos seguidores del filme francés) o al menos eso era lo que imaginaba.
